Los nombres de las cosas

Los nombres de las cosas es algo que siempre ha estado dando vueltas por mi cabeza. Siempre me pregunto de dónde ha surgido o a quién se le ocurrió qué determinada cosa, con determinada forma se llamara de determinada manera. Por qué el pan se llama pan y por qué un círculo se asocia a algo redondo y no a algo que pueda ser cuadrado. Hay infinitas teorías sobre el lenguaje y la comunicación: cómo surgió, cuáles fueron sus condicionantes, en qué época se desarrolló. Personalmente creo que en su momento, fueron tantos los estímulos que el ser humano tenía delante de sí mismo que necesitó crear algo para que pareciera que tenía el control; porque el lenguaje no es más que otro modo de intentar controlar lo que nos rodea.

La ilusión del control, de tener mano sobre todo aquello que nos rodea no es más que un espejismo. De hecho, si lees varias veces esta frase hay un momento en la que deja de tener sentido, carece de significado y las palabras con las que está escrita no son más que una invención. Es entonces cuando me siento pequeñita y mientras escribo estas frases de sujeto, verbo y predicado pienso cual es la mejor manera de decir lo que uno quiere demostrar. Por fortuna, hay otro lenguaje que es mucho más innato que el hablado o el escrito. El lenguaje corporal es difícil de maquillar, de eludir, porque habla incluso cuando nuestros labios están sellados. No puedes no fruncir el ceño, no puedes evitar sonreir (si lo intentas la sonrisa siempre se acaba asomando de uno u otro modo a tus labios), no puedes no evitar preocuparte por una persona y tu cuerpo es delator de ello aunque te empeñes en esconderlo.

Kinésicamente hablando, soy transparente y mi cuerpo se encarga de transmitirlo a los cuatro vientos. Proxémicamente aún soy incapaz de explicar como me mantengo aquí sin salir corriendo y coger el coche y sin embargo, mírame, estoy frente al ordenador usando el peor de los lenguajes. Las palabras se me quedan pequeñas, insuficientes y, como bien dijiste en una ocasión, son los hechos, las acciones, las que expresan mucho más que cualquier palabra.

Un pensamiento en “Los nombres de las cosas

  1. como siempre alma de pollo has estado sublime te salen las palabras y es verdad puedes decir muchas cosas con palabras pero el elnguaje corporal es el que no nos puede engañar nunca se saben los sentimientos que tienes o tienen hacia ti si estas contenta triste enfadada entusiasmada no se puede ocultar como no sea que seas muy buena actriz me encanta todo lo que escribes un beso

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