13,95 m2

Hace dos o tres días me sorprendí a mi misma revolviendo entre los papeles y planos de la casa que estoy comprando. Digo que me sorprendí porque a pesar de querer una casa, independencia y todo lo que ello conlleva, no la «quiero» como pensé que fuera a quererla. Me gusta donde está, me gustan sus vistas a la sierra, me gusta la distribución de las habitaciones, me gusta hasta la calle donde está ubicada; realmente no hay nada que pueda decir que no me gusta o a lo que soy reacia. He guardado los planos, no he vuelto a mirar las fotos de la evolución de la construcción pero, sin embargo, he seguido pensando en ello.

De toda la casa, solo hay una habitación que me infunde cierto «rechazo», por decirlo de algún modo. Supongo que en mi cabeza la idea que tenía de una casa implicaba algo más que unos ladrillos, hormigón y unos muebles. Bien, dicha habitación es el dormitorio principal, que tontería, ¿verdad?. Casi cualquier persona en mi situación estaría encantada de poder tener una casa a los treinta años, es un lujo, pero yo la miro reacia mientras se levanta con ansia encima de sus cimientos. Fui a verla ese mismo día después de haber estado enredando con los planos y miraba mi piso con la pequeña e incipiente terraza que ya se asoma en la estructura; empecé a pensar como he pensado tantas otras veces que haré yo con una casa tan grande para mi sola. Siempre he querido tener un perro y me hace mucha ilusión tener mi propia casa para poder acoger bajo su techo a un compañero de cuatro patas pero aún así hay demasiado espacio vacío. Creo que el hecho de escuchar sólo mis pasos bajo ese techo me da miedo, miedo a que sea siempre así, a que la única voz que tenga eco sea la mía, a cocinar para uno o en todo caso para cinco o seis personas si se acercan amigos o familia.

Así que tengo 13,95 m2 y aún algunos meses por delante para decidir el color de las paredes, si pongo cortinas o paneles japoneses en las ventanas, que tipo de cama quiero o la lampara de la habitación; de todos modos se me antoja que lo que necesita la dueña y esa habitación no lo venden en las tiendas de decoración.

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